Cogito ergo scribere...

Cogito ergo scribere...
Cogito ergo scribere...

domingo, 22 de enero de 2017

NUESTRA SINGULARIDAD

Hola de nuevo, chicos. He preferido contestaros por aquí para escribiros algo más sobre lo que día a día nos preocupa como grupo y como personas que formamos parte de él, no solo en el aula, sino en el instituto, y, de mayores, en la vida. Mirad, contestando primero a José, quiero deciros que todas las personas que encontramos en el camino son buenas y nos aportan cosas. Me diréis que no, que hay mucha gente que no se preocupa de nadie, que va rápido, que siempre está enfadada, irascible, con la que no se puede contar para los problemas... Bien, volved a pensar en lo que os dije el viernes: la mente de las personas es algo complicado, muchísimo, y a veces tenemos la idea de lo que queremos y no sabemos cómo expresarlo, y a veces sabemos que si decimos algo o hacemos algo producirá daño, pero no encontramos la manera de no hacerlo o no decirlo. La mente nos limita como personas. Y eso depende de la genética de cada uno y de lo que haya vivido desde que nace. Incluso depende, fijaos, de si hacemos o no ejercicio, en si escuchamos o no música, de si nos paramos o no a mirar los prados verdes, el sol, los atardeceres, el silencio. Para poneros un símil, os diría que la mente es como un animalillo en medio de un bosque hermosísimo en donde en cualquier momento puede aparecer un peligro. Tenemos todas las posibilidades en ella cuando nacemos sanos, o la tenemos más limitada cuando nacemos con alguna dificultad o enfermedad. Y según eso, sumado a la voluntad de cada uno, que también es genética en muchos casos -según parece- vamos actuando en la vida como podemos, como nos deja quienes somos, como vamos sabiendo. 

A veces, como este viernes, hacemos algo que creemos va a ayudar a sentirse mejor a otra persona y esa persona se siente señalada y, por ende, diferente, y se agobia. Yo soy vuestra maestra, pero no lo sé todo, soy siempre otra alumna más como vosotros y vosotras, y a medida que voy haciendo las cosas voy aprendiendo si lo que hice era o no adecuado. Y para que sea adecuado debemos conformarnos con que lo sea al menos para una de las personas que nos preocupan; no se llega igual a todos en un grupo, por el mismo motivo que no podemos hablarles a los otros de la misma manera: unos nos conocen un poco más y saben que si hablamos alto es porque estamos nerviosos, otros nos conocen menos y piensan que si hablamos alto es porque estamos enfadados con ellos... Es muy muy difícil llegar a los corazones de los que nos rodean. Por eso siempre os digo que debéis estar a gusto con vosotros mismos si hacéis en cada momento lo que vuestra mente y vuestras circunstancias os permite.  Aunque los otros no os comprendan en ese instante, con el paso de los años cada uno va dejando una estela tras de sí que al mirar atrás y con las experiencias son recordadas normalmente con la benevolencia que no se tenía antaño. 

Muchas veces pedimos demasiado a las personas que tenemos cerca, a los que queremos, y nos duele que no estén, que nos riñan, que nos hagan algún tipo de desprecio. Pero con el tiempo y las pérdidas que vamos teniendo somos capaces de entender que ni había desprecios intencionados antes ni nos reñían porque éramos los más malos: suele haber mucho amor en los que nos hablan con cierto enfado. El amor y el odio van unidos, pero lo mejor de todo es que el amor gana siempre y que el odio solo queda como reducto de lo que un día necesitábamos escuchar y no tuvimos, o de lo que otro día necesitábamos tener y no conseguimos tras mucho esfuerzo. La vida debéis tomarla como regalo siempre, aquí nadie viene a hacer daño aposta, sino que este es fruto normalmente de creencias que están erradas o de inseguridades que no dejan ser a la persona como le gustaría. ¿Quién no se ha lenvantado alguna vez cabreado/a por verse feo/a en el espejo y sentir que así no va a interesarle a nadie? ¿Quién no se ha acostado alguna vez con la rabia de no ser entendido por su madre o su padre y creer que les importa menos que el día anterior? ¿Quién no necesita un abrazo muy fuerte y no lo pide porque la gente dice que es de débiles necesitarlo? ¿Y si yo os dijera que es de valientes abrazar? ¿Y si yo os dijera que casi nadie dice "te quiero", "te necesito hoy, ven a verme", porque hay que estar muy muy seguro de lo que uno vale para hacerlo? No penséis que sobráis en los sitios porque nadie os atiende. La gente no tiene tiempo de pararse a decirle a cada uno lo especial que es, lo que le ayudó ayer con una palabra, lo que lo echa de menos. Esta vida se complica por momentos y hay que atender sobre todo a las necesidades más básicas que tenemos: la salud, los problemas de cada hogar, la economía, los miles de papeleos que hay que llevar adelante... Como os decía arriba, para llevar a cabo todo eso que es supervivencia estamos limitados por nuestras capacidades; nuestra mente tendrá su tope y llegará un momento en que la cargaremos tanto que querremos mandar todo al viento fresco. Nos cabrearemos con el mundo por no darnos la felicidad que buscamos, por no escuchar nuestras peticiones, por no dejarnos dormir. Y en esos cabreos nos llevaremos por delante a personas que queremos seguramente, pues son esas personas las que tenemos más cerca y lo vivirán con nosotros.

Como grupo de la clase y de la vida luego, yo os aconsejo tener paciencia, escuchar mucho, observar mucho, y contar hasta cien antes de hablar y valorar lo que otros hicieron o dejaron de hacer. Y luego de haber contando, si no habéis sido capaces de calmaros, hablad, enfadaos, enfadaos pero no os deis nunca la vuelta, esperad a que la otra persona os replique, a que el mundo os hable, porque seguro que tiene una explicación. El enfado no tiene que incluir las palabrotas, pero sé que son inevitables cuando estamos al límite de los nervios, pues nos han enseñado que ese lenguaje más feo es el arma que tenemos para decir: "esto me está doliendo mucho y no lo entiendes". Yo misma cuando voy conduciendo a veces o antes cuando tenía mucho agobio por problemas en mi casa decía algunas y me sentía muy mal por ello, pero no podía evitarlo. No pasa nada, es una válvula de escape y con el tiempo sabréis aceptar las cosas con otra fuerza de madurez que hará que cada vez habléis menos y mejor. La gente no necesita a veces ni hablar para entenderse: solo una mirada que está atenta y te sonríe porque ha visto cómo te has preocupado por algo y te comprende a veces es la comunicación mayor. Siempre habrá alguien que os entienda, siempre, y siempre habrá alguien que no necesite veros ni guapos ni perfectos para querer quedarse a vuestro lado y volver al día siguiente, y al otro.

Yo descubrí en la enfermedad lo hermoso de los atardeceres, porque en ellos parece que está la humanidad entera representada y que podemos pensar en lo mejor de cada uno. Cuando escucháis música que os gusta, cuando estáis cómodos en algún lugar que os atrapa, ¿no pensáis siempre con bondad de los demás? ¿No queréis llamar en ese momento a la gente y decirle: te quiero, ojalá estuvieras aquí viendo esto? Pues ese es el secreto de lo que somos y de lo que nuestra singularidad a veces esconde con tantas inseguridades y limitaciones y cansancios y pérdidas y frustraciones... El amor es el único acto racional, eso dijo un viejo profesor enfermo de ELA que perdió todo con lo que poder disfrutar del mundo y seguía entendiendo y perdonando a los que nunca estaban o solo estaban a veces. El libro que te recomiendo, Irene, respondiéndote a ti, es "Martes con mi viejo profesor"; ese libro para mí habla directo al alma y las cosas que no entiendas las conocerás a medida que camines por este mundo.

Soy vuestra maestra, una más de entre mucha gente que intenta ayudar y hacer bien las cosas. Tal vez tengo más capacidad de calma y haya vivido muchas pérdidas ya y no me enfade por cosas con las que antes sí lo hacía, y por eso me veáis buena. Pero yo soy como todos, humana, y también he hecho mucho daño y seguramente seguiré haciendo cuando no lo pueda controlar. Dadle oportunidad a las personas de ser como son en cada momento, porque solo el tiempo os dirá lo que es el amor y lo que esas personas os querían. Y daréis las gracias a la vida por daros nuevas perspectivas y fuerzas para entender y ser felices casi nada.

Aunque os sintáis solos, siempre, siempre -os lo prometo- alguien estará pensando en vosotros. Dad oportunidades, recapacitad cada vez que podáis, dad mucho a este mundo; así la soledad nunca os ganará la partida.

Pulsad aquí y gracias por vuestro cariño.


jueves, 19 de enero de 2017

GENIOS DE LA VIDA

Ayer, mientras repartía las notas, alguien me pidió que no las dijese en alto. Me gusta la privacidad de cada uno, pero esta se pierde normalmente cuando hay mucha gente alrededor y tarde o temprano nos vamos enterando. Por eso, desde hace tiempo intento que no os suponga un problema el que alguien sepa vuestras notas si estas no son como queréis; no lo hago por haceros daño o despiste, sino para haceros ver que todo en esta vida hay que tomarlo con calma y naturalidad, exigiéndonos pero sin que esa autoexigencia o esa exigencia a los demás nos mate de una enfermedad o un disgusto. Os repito: las notas en la escuela son importantes, claro que lo son, y os abrirán o cerrarán caminos. Tal vez os esforcéis muchísimo y no logréis entrar por el camino que os ilusiona. O tal vez dudéis mucho a la hora de elegir ese camino si tenéis demasidas puertas abiertas. Por eso, ni es tan malo que se os cierren algunas (porque os evitará darle tantas vueltas al asunto) ni es tan malo que se os abran muchas (porque podréis escoger entre varias posibilidades). Pero aunque las notas sean condicionamientos para conseguir ese futuro, no me gusta veros sufrir como ayer; no me gusta y os entiendo a la vez, porque todos los mayores hemos pasado por ahí. Yo os digo dos cosas:

- Nadie que tenga todo 10 es mejor que otro que tenga todo 0; quiero decir, cada uno tiene una capacidad diferente para llevar a cabo las cosas, y nadie es capaz de hacerlo todo bien; siempre hay parcelas de la vida en donde seguro nos vemos inseguros o débiles. Y los grandes cerebros también sacaban malas notas y tenían muchas dudas. Hay gente que se pone tan nerviosa por haber estudiado tanto que a la hora de la verdad no rinde como sabe, le entran las ganas de ir al servicio, no sé, mil cosas que no dejan hacer un buen examen. Yo, por ejemplo, en los exámenes suelo ser lenta, no como cuando os escribo, porque esto me sale del alma. En los exámenes hay que saber bien qué decir, qué será lo más correcto, hay que seleccionar bien y eso no es fácil. Así que, como os digo, incluso los grandes genios como Albert Einstein eran torpones en la escuela y sus profes creían que no llegarían a nada. Os pego algo que he leído en un artículo sobre él:

Por ejemplo, el profesor de Albert Einstein escribió: “Este chico no llegará nunca a ningún sitio”. Tampoco es que fuera un desastre (se ha exagerado mucho este aspecto), pero es cierto que sus maestros encontraban al joven Einstein lento y se quejaban de que reflexionaba demasiado antes de contestar a una pregunta. No conseguía aprender nada de memoria. No entendía las reglas y las órdenes. Rechazaba practicar deporte y esto lo llevó a aislarse. A los 16 años fue rechazado en una primera prueba de acceso a la Escuela Politécnica de Zurich por sus malos resultados en letras. Pese a ser excelente en matemáticas y física, era flojo en francés (se acababa de mudar a Suiza y no conocía el país), geografía y dibujo. Años después, el padre de la teoría de la relatividad dejó para la posteridad una de sus célebres frases sobre el tema: “La educación es lo que queda después de que uno ha olvidado lo que aprendió en la escuela”.

- Y, segunda cosa: aunque creáis que vuestro futuro se trunca por vuestra culpa, por no haber sabido tener mejores notas, tal vez os deis cuenta de mayores de que lo que hicisteis como alternativa os esté dando más felicidad que lo que pensabais que sería lo mejor. Solo tras la experiencia podemos saber si lo que pensábamos era o no cierto. Y no os atormentéis tanto por no saber qué escoger, qué vida vivir; escucháis demasiada información y es normal estar indecisos. Cualquier cosa que decidáis os hará avanzar y aprender y si luego veis que no era lo que queríais, siempre podréis hacer con vuestra elección algo que os merezca la pena. Otro ejemplo para esto: Si yo me llego a ir de clase los primeros días en que empecé a ser maestra, me hubiera perdido una de las mayores felicidades que podéis encontrar en este mundo: conocer, ayudar, escuchar, estar ahí, ser cómplices, guiar, recuperar a alguien de las tinieblas... Pues, fijaos, yo me quise ir porque no me gustó nada el principio de mi primer año de clases y lo pasé muy mal y lloré mucho. Pero todo se va viendo de otra manera cuando cogéis experiencia y domináis aquello que creíais siempre se os iba a atragantar. Siempre que podáis enfrentaros a las cosas aunque os estéis muriendo de miedo. A veces no tendréis más remedio para sobrevivir y otras será vuestro propio coraje el que os impulse. Confiad en la vida, que os dará mucho si ponéis mucho en ella.

No os retéis por notas; retaos por ser los más nobles, los que mejor sepáis estar en este mundo y aceptar las derrotas. Siempre serán enseñanzas y os harán grandes aunque paséis desapercibidos. La grandeza la sentiréis muy dentro: se llama serenidad.

La tutora

martes, 17 de enero de 2017

LO QUE SOMOS Y SEREMOS

Hola, chicos. Quería deciros algo respecto a lo que me comentáis en las tutorías o al final de las clases. No es fácil pasar mucho tiempo junto a otras personas sin sentirnos juzgados o mal entendidos; siempre pasa, aunque esas personas sean de nuestra sangre. No es fácil entenderse porque cada uno ve las cosas de manera diferente. Nadie tiene la razón absoluta como os decía ya a principios de curso, sino que cada persona tiene sus necesidades y sus características y según eso actúa. Por ejemplo, hay personas a quienes les encanta ayudar a los que creen necesitados y a veces hacen cosas sin permiso que pueden hacer pensar a los que reciben esa ayuda que son débiles o pequeños o muy niños. Si Fulanita cree que defender a Menganita ante una injusticia es bueno, lo hará sin pedirle permiso, porque pensará que su acto va a beneficiarla y porque la quiere. Sin embargo, Menganita puede pensar que Fulanita la está defendiendo porque no confía en que ella sola sepa hacerlo; es decir, Menganita puede pensar que Fulanita la ve debilucha y por eso le quiere sacar las castañas del fuego, y se pondrá triste o se enfadará con ella.

Este lío que se me acaba de ocurrir lo escribo para que entendáis que no siempre ayudar a otros es bueno; a veces les hacemos daño. Si nuestra madre continuamente nos está preguntando si hemos hecho las tareas, si sabemos hacerla, etc., nos puede parecer que no confía en nosotros, con lo grandes que somos ya para saberlo hacer solitos. En esos casos, a veces, contestamos mal a la gente que se preocupa por nosotros, porque realmente pensamos que sobra esa preocupación y que nos está controlando demasiado. Son complicadas las relaciones humanas, siempre, y yo suelo decir que si dijésemos todo lo que pensamos en cada acto tal vez sería más fácil quererse. Pero también pienso que no siempre es bueno decirlo todo, porque casi nunca conocemos lo suficiente a las otras personas como para poder valorar lo que hacen o dicen. Un día al escucharlas nos puede parecer que esas personas son algo débiles porque, por ejemplo, se estén quejando de algo que para nosotros no tiene importancia; otro día nos puede parecer que esas mismas personas son muy sabias porque han hablado muy bien delante de mucha gente y no se han puesto nerviosas; otro día nos puede parecer que esas personas son muy malas porque nos han hablado mal para corregir una actitud que no debía ser, y otro día podemos darnos cuenta de que esas mismas personas que antes nos parecían malas son en realidad muy buenas porque están haciendo lo que creen mejor para nosotros y se están peleando incluso con otras por defendernos.

Nadie tiene la verdad de nada, eso es lo que debéis intentar entender, y cada día que pasa se ven las cosas de manera diferente. Alguien dijo una vez que había que caminar hasta que nos alcanzara la vista y que una vez allí seríamos capaces de ver más allá. Es una metáfora de la vida, de lo que somos hoy y seremos mañana, porque nunca somos los mismos cada noche que nos acostamos. Siempre vamos aprendiendo cosas de nosotros, de cómo somos y por qué reaccionamos como lo hacemos, y siempre vamos aprendiendo cosas de los demás, de cómo son, de cómo son en los momentos en que los tratamos. No puede decirse: "Esta persona es así", sino que cada etapa de su vida será como pueda ser según las circunstancias que tenga. Por eso no es bueno etiquetar a nadie, porque hoy podemos ser graciosos si así nos hacemos más fuertes ante los demás, mañana podemos ser serios porque los demás no nos imponen tanto y somos más naturales, etc. La esencia de cada uno va por dentro, es invisible, y por eso aunque riñamos, juzguemos, digamos... es bueno pedir disculpas cuando comprobamos que hemos hecho daño por creernos con la posesión de la verdad.

Y lo más importante, lo más, es saber con qué intención estamos diciendo o haciendo las cosas; si esta intención es buena -para nosotros-, no debe hacernos sufrir tanto cómo sean escuchadas nuestras palabras o cómo sean vistos nuestros actos. Cada cual pensará de una manera y no podemos arreglar el mundo solo con ser nosotros mismos. Podemos trabajar y tener amistades a las que ayudar para mejorar este mundo, pero no necesariamente en el trabajo seremos siempre felices aunque nos guste, ni tampoco necesariamente haremos felices a nuestros amigos aunque nos empeñemos, pues la felicidad es algo que siente cada uno muy dentro de sí, y no depende de la fuerza con la que otros nos la ofrezcan. No os sintáis culpables por no saber cómo querer a los demás. Nadie saber quererse a sí mismo sino hasta que crece mucho -y, a veces, tampoco-, así que no será fácil que admita que otros lo/la quieren sin hacer grandes esfuerzos para ganarse eso tan grande. Tendemos a pensar cuando alguien nos quiere mucho que tarde o temprano se acabará, y que si no hacemos algo para que se sienta orgulloso/a de nosotros, nos desatenderá. No pasa nada si alguien que hoy nos quiere mucho mañana no nos dice ni hola; a lo mejor es que ese día está muy agobiado/a y ni se ha acordado de que estamos necesitados de ese hola. A lo mejor da tanto por hecho que sabemos que nos quiere que no necesita demostrárnoslo. Eso pasa mucho. Normalmente damos muchas cosas por hecho. Y el problema viene cuando tenemos días sensibles y necesitamos un abrazo porque no nos sentimos tan valiosos como otras personas; el problema viene cuando ese abrazo no llega en el momento justo.

Todo esto que tal vez os suene extraño lo entenderéis algún día. Ahora mismo lo que yo os aconsejo es que sigáis estudiando como lo hacéis (que los exámenes no están tan mal como pensaba...), que penséis en qué os gustaría convertiros en esta vida y que hagáis lo necesario para lograrlo. Aunque creáis que no podréis llegar, a medida que vayáis creciendo iréis perdiendo miedos y culpas, y os iréis haciendo fuertes para lograr vuestras metas. Sobre todo, no dejéis de retaros a vosotros mismos, aunque un profesor, un padre, un amigo... os haga creer con sus palabras que no va a merecer la pena. A veces hablamos sin saber bien lo que estamos diciendo, y a veces hablamos midiendo demasiado bien lo que vamos a decir y tan bien lo medimos que nos queda precioso pero no llega a nadie, porque no es la auténtica verdad de lo que sentimos. La naturalidad es algo que os abrirá muchas puertas y también os cerrará otras tantas. Ahí debéis elegir vosotros cada vez, según como cada uno vea que es mejor para avanzar.

Yo os apoyo y aunque me equivoque intentaré siempre deciros cómo veo las cosas cuando me preguntéis.

Un abrazo muy grande para cada uno de vosotros, todos sois mis preferidos. Y nadie es perfecto en todo, quien hace muy bien una cosa es seguro que tiene dificultades en otra, pero lo que pasa es que no lo sabemos. Solo se conoce a la gente cuando pasamos con ella las 24 horas de cada día, y tampoco eso nos lo asegura. Así que no sufráis tanto por pareceros a otros mejores, o porque nadie os valore especialmente, pues todos sois especiales ya.

Vuestra tutora que os quiere



> Hoy es la primera vez que he visto a Juan Jesús sonreír de verdad, como para él solo, sin medir el efecto de ese gesto en otros, y fue hablando de una profesión que le gustaría llevar a cabo y que nadie -ni su madre- sabía. Ojalá vaya tras ello, porque seguro que lo hará genial. Espero que pueda leer esto también. Te esperamos de vuelta.


domingo, 15 de enero de 2017

MASA

Os recuerdo que tenéis tarea en el blog por hacer y no se me olvida... Hoy os dejo otra actividad complicada, a ver quién la resuelve. Se trata de decir con qué sentido el poeta César Vallejo escribió este poema. Podéis pedir ayuda a vuestros padres y/o hermanos para resolverlo; es un mensaje tremendamente hermoso el que da. 

Y otra regañina: Debéis estudiar más, los exámenes están regulares, muy regulares.


MASA

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!».
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!».
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!».
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate, hermano!».
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...
 
 

jueves, 5 de enero de 2017

¡FELICES REYES!

¡Hola, mis chicos...! ¡Cuánto tiempo! Ya el virus raro me dejó tranquila y estoy deseando veros a la vuelta y que me contéis qué tal habéis pasado las navidades. Siempre esta época del año une a las personas y eso es bonito, ¿verdad? En clase hablaremos de todo y os pediré que me escribáis al respecto, que nos queda mucho curso y hay que aprender bien bien a escribir. Pero, sobre todo, vamos a seguir aprendiendo a ser personas y a querernos y perdonarnos porque, al final, es lo único que importa: el cariño.

Os quiero y os deseo que los Reyes se porten genial. Y este trimestre vamos a darle más duro todavía, ¿eh? ¡¡A por ello y dulces sueños!!