Pues, ahora sí: ahí van los micros que habéis escrito y que han sido seleccionados por su originalidad y estética. Los que habéis participado y no estáis sabed que hemos disfrutado mucho leyéndoos, porque no es fácil crear y vosotros con tan poca edad siempre nos sorprendéis. Es cuestión de gustos, no es que los que no están sean menos buenos. Nunca dejéis de escribir y expresaros; me encanta cómo lo hacéis.
Microrrelatos escritos por la
técnica del “tachamiento”
(Sobre textos extraídos de la obra Oliver Twist, de Charles Dickens)
-Ya no lo tengo- dijo.
-Pero tenemos un lío.
Esa es la parte que podría, con
toda seguridad, confrontar las melodramáticas historias de una docena de
doctores.
Paula Hernández Escalonilla. 1.º ESO B
¡Ya lo tengo! Puede ser que su
tía, al curarle el brazo a un delincuente, lo abandonara a su suerte. Pero,
pasada la noche, con dolor, llanto y ansiedad, volvió a la sala para contar
quién lo había herido.
Lucía Castilla García. 1.º ESO B
A ver, déjenme pensar… –dijo. Al
final se detuvo y concluyó:
-Creo que, si me permiten
ustedes, podré hacer algo por ayudarles.
-Está bien –dijo el doctor. Lo
primero es reconocer al delincuente.
Salieron de la habitación. Oliver
se sentó junto a la cama, pero había perdido seguridad. Por la noche, recibió
un balazo. Giles había logrado su propósito.
Nuria Úbeda Duarte.
1.º ESO B
-Déjenme pensar… ¡Ya lo tengo!
Creo que si me permiten ustedes regañar un poco a Giles podré hacer algo por
ayudarles.
-Está bien –dijo el doctor.
-¿Cómo? -replicó Giles.
-Lo mejor será confrontar la
versiones de los dos –concluyó el doctor.
Quique Corrales
Asquit. 1.º ESO B
El capitán, su compañero y el doctor no podían dejar de
pensar en abrir las cortinas, pero tras ellas reinaba la noche.
Lucía Ruiz Domínguez.
1º ESO F
Me detuvo para decirme que
deseaba verme; le encontré esperándome. Me propuso que eligiera el camarote de
cualquiera de los oficiales para el resto del viaje: prefería seguir en el mío.
El capitán prefería que dejara el camarote y le permitiera cerrarlo.
El doctor me preguntó si esa
noche me acosté tarde. Eso me irritó, por lo que comprobé que Robert desde la
litera a través de la portilla estaba entrando en la habitación y me acerqué.
Me volví, crucé corriendo la habitación; detrás de las cortinas salió una
bocanada de aire. Agarré algo, al tirar de él se abalanzó violentamente. Salió
corriendo, eché a correr, regresé a mi camarote. Permanecí despierto toda la
noche.
Lucía Osto Mena. 1.º ESO F
Déjeme decir que creo que podré
ayudarlo. Después hablaré con las mujeres y los niños:
-Abrid los ojos, despertad y
enjugad las lágrimas; las sirvientas seguís presumiendo de heroísmo. No vais a
morir. Es un problema de nervios con toda seguridad. Mirad al médico.
Por separado pasemos la noche
adquiriendo docenas de buenos propósitos.
Arturo Martínez Amador. 3.º ESO C
Grande Kiko ������!!!
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