Cogito ergo scribere...

Cogito ergo scribere...
Cogito ergo scribere...

miércoles, 12 de octubre de 2016

ACTITUD VERSUS APTITUD

Estas dos palabras que suenan tan parecidas (ya veis que solo cambia un fonema) a veces la confundimos en el día a día. Según el diccionario de la Real Academia Española (esta curso vamos a aprender qué es esto tan interesante que se abrevia "DRAE") la diferencia es clara:

actitud
nombre femenino
  1. 1.
    Manera de estar alguien dispuesto a comportarse u obrar.

    "actitud benévola; la actitud del Gobierno ha cambiado en los últimos meses; una actitud de colaboración y cooperación con tus compañeros de trabajo sería muy ventajosa"
  2. 2.
    Postura del cuerpo que revela un estado de ánimo.

    "sentado en el banco, en actitud pensativa, parecía mucho mayor de lo que era; nos miró en actitud provocativa"

aptitud
nombre femenino
  1. 1.
    Capacidad de una persona o una cosa para realizar adecuadamente cierta actividad, función o servicio.

    "certificado de aptitud pedagógica; suelos de aptitud moderada; el examen consiste en una batería de pruebas de aptitud física que tiene en cuenta la salud y el bienestar general de las personas"
  2. 2.
    Habilidad natural para adquirir cierto tipo de conocimientos o para desenvolverse adecuadamente en una materia.

    "tener aptitud para los negocios; sobradas aptitudes para la música; Norma Jean Baker (Marilyn Monroe) mostraba en su firma, dicen los grafólogos, aptitudes para convertirse en una artista"


¿Por qué pensáis que la actitud parece influir tanto en la aptitud y viceversa?

Me gustaría que razonaseis sobre ello y comentaseis vuestra opinión. Para ayudaros un poco a ordenar vuestras ideas, os voy a explicar algunas cosas importantes:

Cuando un adulto dice que un niño o niña tiene mala actitud, no suele entender por qué es así si la aptitud de dicho niño o niña es alta. Decimos, por ejemplo: "No entiendo qué le pasa a este niño, con lo listo que es y lo bien que podría ir en el colegio. ¿A qué estará jugando perdiendo así el tiempo con sus tonterías?". En clase, cuando un profesor o profesora llega a intentar enseñaros y ve a uno, dos, tres, cuatro o más alumnos que no tienen muchas ganas de escuchar o están entretenidos hablando con los compañeros, enseguida se enfada, da algún grito que otro e intenta de alguna manera castigaros por esa ACTITUD que no lleva a ningún sitio bueno. Si el mismo niño o niña habla y se distrae un día y otro y otro, el profesor tiende a pensar que igual que su actitud es mala, su aptitud también debe de serlo. Y ese niño o niña lo va teniendo muy difícil para seguir adelante y sacar buenas notas. Debe cambiar de actitud para que su aptitud salga a flote de nuevo y sea valorada.

Este lío de palabras que os suelto no tiene otra finalidad que la de haceros ver una cosa: los adultos hemos pasado por las mismos problemas o similares que estáis pasando vosotros o que pasaréis. Todos nos hemos sentido juzgados/as en clase; hemos sentido vergüenza cuando no nos veíamos guapos/as y nos hemos tapado la cara con el pelo para pasar más desapercibidos; hemos sentido miedo cuando alguien nos hablaba más fuerte porque pensábamos que no valíamos la pena y que si nos hablaban así era porque no nos debían de querer mucho; también todos nos hemos sentido solos cuando queríamos contar con la amistad de alguien y ese alguien no nos echaba tanta cuenta como a otros; nos hemos sentido mejores que otros cuando nos ha salido algo muy bien y nos han puesto un notaza; nos hemos sentido poderosos cuando un adulto u otro niño o niña de mayor edad y popular en el instituto nos miraba bien y nos decía algo bueno de nosotros; nos hemos sentido muy tristes cuando nadie nos ha preguntado cómo estábamos en una enfermedad nuestra o de nuestros padres o hermanos, abuelos...; nos hemos sentido enfadados cuando no nos han entendido en algo que hemos hecho con buena intención y los adultos se han creído que lo hacíamos con mala intención; hemos sido más ariscos con las personas que nos han hablado creyendo que ellas tenían la razón y que nosotros estábamos siempre equivocados porque éramos más pequeños y, por tanto, no sabíamos nada de la vida; también hemos sentido muchas veces ganas de abandonar todo y dedicarnos a no hacer nada: ¿para qué, si siempre creen que hacemos las cosas mal a conciencia?...

Son muchos los sentimientos que tenemos desde que nos vamos dando cuenta de que estamos vivos y somos seres humanos con capacidad de pensar sobre nosotros mismos y la sociedad en la que vivimos.
Sin embargo, como los sentimientos no se ven -son abstractos, no se tocan- nadie puede conocerlos a menos que los "traduzcamos" en palabras. Las palabras sí se pueden escuchar y ver si son escritas. Uno de los motivos (yo puedo deciros que es el mayor de los motivos) por los que no entendemos a las personas es porque nunca hemos escuchado ni leído sus sentimientos traducidos. Lo malo no es no entender al resto del mundo que está más lejos, sino no entender a la gente que está más cerca de nosotros, y que esa gente cercana no nos entienda. ¿Por qué? Seguramente sea porque no hemos traducido nuestros sentimientos. Los demás están tan ocupados y agobiados con sus vidas, que es muy complicado que sepan qué sentimos solo observándonos, porque casi nadie tiene tiempo de observarnos durante las 24 horas del día. La vida de adulto se complica más, hay muchas cosas para hacer y casi nadie -ni siquiera nuestros propios padres- tienen el tiempo que les gustaría para observarnos y entendernos bien. No es que no quieran, es que ellos están agobiados también con sus propios sentimientos y sus quehaceres (que siempre aumentan con los años).

Por tanto, como profesora y tutora, yo os aconsejo lo siguiente: no os quedéis con la idea de que el resto de personas os está valorando mal o no os está queriendo lo suficiente porque no tiene tiempo para vosotros... Cuando tengáis esas ideas que os ponen tristes o enfadados, "TRADUCIDLAS" en palabras y decidlas o escribidlas a esas personas que pensáis que no os valoran bien. Escribir es una opción muy buena cuando nos da vergüenza o reparo decir algo. ¿A quién no le gusta leer lo que siente su hijo, su amigo, su madre, su compañero de clase...? Así, si traducís esos sentimientos, las otras personas sabrán cómo sois y podrán contestaros en consecuencia. Aunque os parezcan tonterías, NINGÚN SENTIMIENTO ES UNA TONTERÍA. Decid todo lo que os preocupe. Y si la persona que os escucha os dice: "vaya tontería" o "vaya sensible que eres", no os sintáis mal; debéis cambiar de persona que os escuche. Nadie que sea listo y maduro va a tomar por tontería lo que un niño o niña le dice, lo que un hermano o madre o pareja le dice. Si hay algo que define a la gente sabia es su capacidad de ponerse en el lugar de los demás y entenderlos (la empatía), así que si alguien no es entiende tras expresar vuestros sentimientos desde el corazón, será que no habéis elegido bien al maestro que os guíe en esta vida. Y tened en cuenta que "entender" al otro no significa "alabarlo"; a veces quien te entiende mejor es quien te hace ver que estás equivocado. Quien te quiere, si ve que tu opinión te hace daño, seguramente hará por que la cambies para que seas más feliz. Así que tened cuidado con eso y dejaos aconsejar por la gente que os quiere, aunque no os guste demasiado lo que os dice en un primer momento. Tal vez lo que os diga esa persona también esté equivocado, pero al menos dejadla hablar y escuchadla. Todo el mundo aprende de la otra persona hablando y siendo capaz de escuchar la contrapartida. 

No todo el mundo va a entenderos tampoco, pues las personas piensan de manera diferente; por eso no debemos pretender caer bien a todos. Lo que os tiene que importar de verdad es lo que piense la gente a quienes tenéis cerca y con quienes queréis compartir cosas. Y si esa gente por lo que sea decide -tras escucharos o leeros- que no quiere compartir su vida con vosotros, no os preocupéis, pues será mejor así. A veces nos creemos que la otra persona es la que mejor sabe de la vida y nos sentimos mal si nos juzga mal o nos abandona. No es cierto. Tal vez si esa persona a la que veis como un Dios o una Diosa os tradujera sus sentimientos la veríais de forma muy diferente. Tened presente, sobre todo, esto: Quien no habla de cómo se siente ante las cosas no es necesariamente una persona segura y fuerte. Puede que quien no hable de sus sentimientos esté protegiéndose porque le dé vergüenza hacerlo. No elevéis a dioses a las personas que creáis que son más seguras, porque puede que esas personas sean más inseguras que vosotros mismos y lo único que muestren sean sus caretas, por miedo a ser descubiertas. Tened claro, ante todo y sobre todo, que en esta vida nadie nace con los saberes necesarios como para ir con tanta seguridad por ahí. La seguridad se adquiere con los años, y a veces no llega nunca, y quien creáis que es seguro/a porque va de duro, puede que esté disfranzando su interior por miedo a sentirse ridículo ante los demás. No hay más seguridad que la de ser uno mismo en cada situación, la de ser auténtico y buena persona. Llorar o mostrar alegría intensa en momentos muy claves no es sinónimo de debilidad; es sinónimo de querer abrirse al mundo en esas circunstancias que pueden catalogarse de "débiles".

No vayáis por el camino de la dureza; todo a su debido tiempo, no pongáis una mala cara lo primero. La gente necesita muchas oportunidades para ser entendida. Y las malas caras lo único que hacen es cortar a los que tenéis delante y evitar que expresen sus sentimientos y se muestren como son verdaderamente. La sonrisa abre más puertas y hace avanzar más que todas las caras malas del mundo. Recordad esto cuando seáis mayores y seáis vosotros y vosotras los profesores de otros niños que llegan a clase llenos de miedos por creer que valen menos. También recordadlo cuando seáis padres o madres. Dad oportunidades siempre a las personas y no saquéis conclusiones aceleradas; seguramente os estaréis equivocando. Todo es cuestión de paciencia y de buscar un equlibrio: ni los malos son tan malos, ni los buenos son tan buenos.

La vida de adulto no da mucha tregua para escucharos a todos uno por uno cada día, pero eso ni significa que no lleguemos a casa pensando en por qué Froy estaba hoy más callado, en lo mal que le hemos hablado a Ainhoa porque estábamos nerviosos con tanto desorden en la clase, en lo lindos que son nuestros alumnos cuando valoran cualquier detalle bueno de los otros... Esta vida es maravillosa y cada día se puede hacer algo que cambie la percepción de otro que puede necesitarnos. Vuestra aptitud es de 10 en ese sentido... Ahora haced que vuestra actitud se corresponda. Seréis los más envidiados por la gente buena, que es la que merece la pena de verdad.

Vuestra tutora



No hay comentarios:

Publicar un comentario